En el nombre de Dios, el
Clemente, el Misericordioso
“Di: ¡Oh
pueblo mío! Obrad conforme a vuestra capacidad que yo también actuaré y pronto sabreis quien tendrá un buen final.
En verdad, los opresores no triunfarán.”
Sagrado Coran
6:135
Aclaraciones
preliminares
El presente artículo no es una
elaboración colectiva. Si en el estilo narrativo predomina el “nosotros” es
porque creemos que hay una serie de ideas que encontrarán eco en algunos corazones,
y no porque expresemos la opinión de un colectivo ni mucho menos, lo cual
hubiera sido hermoso y de lo cual seguramente hubiera surgido un material mucho
mas rico y elaborado en todos los sentidos.
Conocemos de primera mano la susceptibilidad y la tendencia a la especulación de algunos de nuestros interlocutores, por lo que hacemos explícito que lo que aquí exponemos es una opinión particular y completamente independiente de aquellos que nos ayudaron a dar los primeros pasos en el camino del Islam. Diversas circunstancias de la vida y ciertas divergencias respecto a la actitud a tomar frente a los problemas que atraviesa nuestra comunidad, nos han alejado relativamente en esta tarea, pero no por eso se oscurece el cariño y el respeto que profesamos por sus intenciones, capacidades, fidelidad y abnegación comprobadas.
Por nuestra parte, creemos que
algunos años en los que hemos sido humildes, respetuosos y hasta tímidos en
nuestras críticas ante los hermanos que cumplen responsabilidades al frente de la
comunidad islamica en la
Argentina , sin haber visto la mas minima señal de
rectificación en ninguno de los aspectos planteados, hace necesario que
abandonemos el camino trillado del planteamiento entre cuatro paredes para dar
paso a la discusión abierta.
Es increíble pero cierto: los
referentes de la pequeña comunidad islamica argentina, han demostrado en estos
años una desidia y soberbia incomprensibles. Existiendo hermanos predispuestos
a realizar todos los esfuerzos necesarios por la difusión y el progreso del
Islam en el país, algunos con mas capacidades que otros, pero con identica
voluntad, no se los atiende o se los atiende de mala gana, se los relega en el
tratamiento y se rechazan todas las iniciativas presentadas con las mas
inverosímiles excusas. Podemos contar con los dedos de la mano los miembros
activos de la comunidad islamica en la Argentina y sin embargo, un número igual o
superior se halla excluído o mejor dicho, “no integrado”, a pesar de ofrecer
sus servicios insistentemente por la causa del Islam.
Ciertamente no es obligación de
nadie incorporar a su organización y equipos de trabajo a elementos indeseables,
viciados, gravemente “desviados” o inestables, es más, creemos que en estos
casos lo mejor es rechazarlos. Pero como veremos a lo largo de nuestro
artículo, creemos asirnos firmemente aunque en la medida de nuestras
posibilidades al cordel de Ahlul Bait (P), siendo nuestras inquietudes por demas
racionales cuya negación carece de toda lógica.
Por ultimo hacemos votos por la apertura
franca de un debate impostergable. Que el tono necesariamente polémico no nos
haga perder de vista nuestras responsabilidades religiosas, morales y
comunitarias. Por la fidelidad y sinceridad de las exposiciones, evitando ver
mas alla de lo que realmente se plantea y por supuesto evitar construir
conflictos o supuestas intencionalidades inexistentes. Por nuestra parte, jamás
aspiramos al protagonismo ni al beneficio personal de ninguna índole. Nunca
trabajamos por el Islam ni por los oprimidos con espíritu de mercaderes ni con
devaneos personalistas. Tampoco hemos pedido permiso para hacerlo y estamos
orgullosos de los esfuerzos realizados en soledad, sin apoyo moral ni material
alguno. Dios es plenamente testigo de ello. Como dice el hermoso verso, “la luz
que mas alumbra desde la sombra ilumina”.
1-
Los prejuicios reaccionarios
y extrañamiento
La composición mayoritariamente árabe-descendiente
de la comunidad en la
Argentina supuso una “arabización” excesiva y muy nociva de
los usos y costumbres de los musulmanes en el país, al punto de ser
perfectamente asimilables arabización e islamización como una misma cosa[1]. Si
el problema fuera tan solo este, sería relativamente sencillo corregirlo, pero
este déficit –pues lo consideramos un déficit y no una mera característica- va
mas allá pues se extiende a una arabización mental: se piensa en árabe y se
vive en árabe, en una especie de nostalgia “nacional-cultural” y sentimiento de
extranjería permanentes en la propia tierra donde se ha nacido y crecido.
Esta sensación de extranjería se potencia a la
hora de la difusión e interacción sectorial desde la identidad islámica,
afianzando de esta manera el argumento colonial eurocéntrico de las elites
occidentalizadas y sus usinas ideológicas, de que el Islam es el fundamento de
una cultura nacional foránea y no un mensaje divino universal[2].
Pero por ahí cuesta entender lo que decimos en
términos prácticos, y estamos obligados a poner un ejemplo muy concreto, ya que
hemos hablado reiteradamente con los representantes de la “arabización” en una
especie de dialogo de sordos, donde incluso hasta llegan a acordar de manera
abstracta y general con nuestras afirmaciones pero considerándolo un problema
ajeno a ellos mismos (entre otras cosas porque son concientes al menos en el plano
formal, de que el Corán y las tradiciones son muy taxativas en el rechazo a la
“nacionalización” del Islam, en particular a su arabización). Muchas veces
escuchamos repetir la frase “nuestra política es nuestra religión”, y disertar
sobre la integralidad del mensaje divino con su correspondiente e indiscutible
dimensión política y revolucionaria del Islam.
Sin embargo, cuando de la política argentina se
trata, nos encontramos con queridos e importantes referentes religiosos del
Islam en el país que consideran un aporte cultural relevante de la colectividad
árabe en la Argentina
“haber tenido como presidente a un árabe-descendiente” refiriéndose a Carlos
Menem, uno de los mas nefastos personajes de la política nacional, opuesto por
el vértice a los mas básicos principios islámicos y valores humanos. Esta
especie de declaración de orgullo nacional sin principios, puede esperarse de
un referente árabe incrédulo o hipócrita, pero no de un sheik, y menos aun de
la escuela shia. Es por lo menos indignante, vergonzante, insultante y
completamente inaceptable para todos los que profesamos el Islam afirmando que
“todos los días es Ashura y todas las tierras, Karbalá”. Este ejemplo, que
podría ser uno de los mas horrorosos y desagradables, hasta puede haber sido cuestionado
por quienes, aun participando de los prejuicios arabistas, no lleguen tan lejos
en su contumacia, pero sirve como ilustración que nos ofrece una visión
clarísima del problema que enfrentamos. Y no es para cargar las tintas contra
este hermano en lo mas mínimo, al que por demás respetamos, y sabemos que
rápidamente se enmendaría de tamaña burrada ni bien le expliquemos que el
abismo existente entre oprimidos y
opresores en el mundo árabe, es el mismo en todos los lugares del
planeta, incluido su país y mi país, es decir, la Argentina , y que no
necesita leer una pagina web internacional o llegarse a una embajada extranjera
para saber lo que significo este verdadero “Sha” para la nación y el pueblo, en
particular para los oprimidos y desprotegidos. Un clarísimo ejemplo de
anteposición descarnada y en estado puro de los prejuicios arabistas por sobre
los valores islámicos, no en un creyente, no en un estudiante, no en un
orientalista pagado por fundaciones reaccionarias, sino en un sheik relativamente
informado, argentino y shiita.
Este ejemplo de ninguna manera evidencia que el
Islam es una religión que no guía claramente y en lo mas mínimo hacia la verdad
y la justicia –que es en si mismo el camino de Dios-, mas bien el Islam es el
que permite y posibilita nuestra airada reacción ante la equivocación
injustificable de una autoridad religiosa que claramente en este caso conduce
hacia un muy grave desvío (el enaltecimiento de un opresor injusto, corrupto,
mafioso y asesino por su sola condición de árabe-descendiente).
De este burdo pero lamentablemente real y muy
actual ejemplo, hasta las formas más sutiles y dañinas –por imperceptibles y
duraderas-, existe una tremenda gama de cuestiones que “extranjerizan” y
sectarizan el Islam en la
Argentina y lo alejan más y más de nuestro pueblo.
Tenemos por caso las iniciativas para niños, donde
los chicos pierden mas tiempo en deletrear un nombre que en comprender una
moraleja, o preguntando por costumbres y giros idiomáticos o conceptuales
desconocidos y ajenos por completo a su realidad, que les obstaculizan la
construcción conciente de las historias y los personajes. Ni hablar los
contenidos para jóvenes, plagados de arabismos y de un carácter naif que no se
condicen con la tragedia constante a la que se enfrentan cotidianamente. Por
supuesto, para los adultos prevalecen las noticias “sociales” -en el peor
sentido de la palabra- y los artículos academicistas. En cuanto a las
publicaciones políticas, las noticias elaboradas desde una perspectiva islámica
son las internacionales, que por supuesto son mayoría, y las nacionales, que
brillan por su escasez, reproducen posiciones conservadoras, populistas o
progresistas sin mención alguna a la doctrina islámica referente al tema que
toquen (lo cual no sabemos a esta altura si no es lo mas sano, puesto que es
probable que por voluntad de corregir e “islamizar” la opinión de temas
nacionales, empiecen con las comparaciones del tipo “por ejemplo en Irán hacen
tal cosa” o “en Turquía con este tema hacen tal otra…”).
La difusión del Islam en la Argentina gira sobre su
propio eje –de musulmanes para musulmanes- y el crecimiento es tan rápido como
se reproduzcan las familias árabe-descendientes o algún argentino se decida a
encontrar el Islam por sus propios medios. No existen canales ágiles y
permanentes para el acercamiento del pueblo al Islam y los pocos que hay
–predominantemente academicistas y orientados específicamente hacia los
sectores medios- son posibilitados o agilizados en su gran mayoría desde fuera
de la comunidad islámica.
De esta forma, al contactar con las elites
intelectuales, económicas –a través de las relaciones internacionales- y con
sectores medios muy estrechos -relativamente informados, esnobistas, con
pensamiento critico, cierta avidez de conocimientos e inquietudes políticas- el
Islam permanece desconocido y completamente extraño para la gran masa del
pueblo y en particular los oprimidos, quienes son históricamente los mas
receptivos y comprometidos con el mensaje profético.
Peor aun, siendo el enemigo el único “difusor” del
Islam hacia los sectores populares, encontramos que en nuestro pueblo existe
una visión inversamente proporcional a la riqueza de nuestra tradición. El
pueblo se pone en guardia contra el Islam asociándolo a muerte y opresión, y siente
desconfianza ante su sola mención.
En un partido de fútbol confrontan dos equipos, y
jamás ganaremos un encuentro si jugamos pensando que el rival no existe, que no
se defenderá en nuestros ataques y que no atacará buscando vulnerar nuestra
defensa. El enemigo juega y fuerte. Usa todos sus recursos materiales, humanos
e ideológicos para aislar el Islam de los pueblos bajo el dominio imperialista.
En la Argentina ,
son los mismos musulmanes, la ínfima cantidad de musulmanes –a pesar de toda la
propaganda interesada, estúpidamente exagerada y autocomplaciente- los que le
facilitan la tarea y solidifican su propio aislamiento.
Sin embargo, cuando son confrontados a esta
realidad, la conclusión que sacan muchos dirigentes de la comunidad islámica es
que el pueblo es ignorante, que la batalla esta perdida de antemano y que los
argentinos jamás tendrán acceso a nuestra tradición, a no ser que se sucedan
una serie de imponderables majestuosos y se vuelquen masivamente al Islam. En
ningún caso se analiza su posible incompetencia, su conservadurismo de grupo y
de clan, o el velo de prejuicios clasistas, tan atravesados de materialismo
como la sociedad que dicen despreciar, pero que en realidad prefieren
desconocer o directamente negar, para terminar integrándose pasivamente a la
misma “desde su propia identidad”.
2-
La política como el
ámbito de difusión por excelencia
La política, entendida como la construcción
colectiva conciente de una ingeniería socio-cultural con el objetivo de allanar
el camino del individuo y la sociedad en su movimiento hacia la perfección,
plenitud, armonía y felicidad, es el ámbito de “realización” concreta del Islam
(“no hay sociedad islámica completa sin gobierno islámico”). No hace falta por
ahora profundizar mucho en esto para evitar la densidad expositiva, dando por
sentado el acuerdo general al menos en el plano formal del asunto (en caso
contrario estamos dispuestos al debate mas profundo y abierto sobre este tema)[3].
Es justamente en este punto en el
que la comunidad islámica argentina, sus representaciones y referencias en
particular, hacen gala de la extranjerización más nociva. La dimensión
“política” del Islam esta circunscripta estrechamente a la actividad
diplomático-protocolar como minoría religiosa o intermediaria con países extranjeros,
así como en el movimiento de solidaridad con la causa palestina y la
resistencia islámica, popular y antiimperialista en medio oriente en general[4].
Brilla por su ausencia la opinión
imprescindible del Islam en los más diversos y específicos aspectos de la
actualidad de la sociedad argentina, sobre los problemas de su decadencia
cultural, la crisis social, el modelo de desarrollo economico-social, la
institucionalidad politica y civil, etc. No solo en cuanto a sus principios
generales y formulaciones genéricas, sino en la forma de intervención activa de
los musulmanes en los problemas nacionales bajo una perspectiva propia,
doctrinaria y organizativamente, denunciando la injusticia y la hipocresía,
participando de la educación del pueblo en el camino de Dios, con una franca
decisión propositiva, agitando la solución concreta de los dramas nacionales a
la luz del Islam.
¿Puede decirse que existe comunidad
islamica en nuestro pais sin esta intervención tan necesaria para la sociedad
argentina como para el desarrollo efectivo y realista del Islam en nuestra
región? Decididamente no, si no se opina ni se actúa concretamente sobre la
sociedad en la que se vive y se desarrolla, no se conforma como comunidad
musulmana sino como grupo de individuos islamizados, que tal como pretende el
occidente imperialista, limitan su religión al ámbito privado y a la práctica
formal de los cinco pilares, a lo sumo colaborando moralmente en forma
individual y a veces mas colectiva, con nuestros hermanos que luchan por la
verdad y la justicia en otras partes del mundo, tal como una sección local de
un pueblo extranjero[5].
El modelo de difusión actual,
aparatista, elitista y autocomplaciente, no da para mas. No responde a las
necesidades de los musulmanes argentinos, ni de nuestro pueblo, ni de los
oprimidos, ni del camino por el establecimiento de la verdad y la justicia. Sin
embargo no debe malinterpretarse como un déficit de “despolitizacion” de la
actual política de difusion, sino como una politizacion reaccionaria al modo de
la politica reaccionaria occidental, que desde la identidad islámica, la
complementa[6].
Este extrañamiento de las
representaciones del Islam en la
Argentina es el obstáculo principal para la difusión y el crecimiento
genuinos de nuestra tradicion.
Predicando con el ejemplo es que
como primer paso al analisis propositivo de la sociedad nacional a la luz del
Islam, es que arrancamos por la crisis vegetativa de nuestra propia comunidad.
Dios quiera facilitar el inicio de
esta discusión lo mas rapida y extendidamente posible como para avanzar en la
profundizacion de los aspectos naturalmente derivados de nuestras posiciones.
[1] No vamos a atemperar nuestra crítica en este trabajo con el cariño y
agradecimiento sinceros que sentimos por aquellas familias, individuos y
misioneros de otros países, en particular del mundo árabe, que introdujeron el
tesoro del Islam en la
Argentina , el cual han intentado transmitir por generaciones.
Entre otras cosas porque no cuestionamos las tendencias legítimas a la
preservación de los rasgos nacional-culturales de los inmigrantes y su natural
influencia familiar y social, sino su caricaturización forzada, que lleva a
aberraciones conceptuales como la famosa
de “ser musulmán de nacimiento”.
[2] Esta metodología reaccionaria utilizada en general por las clases
dominantes para mantener el predominio socio-cultural sobre los pueblos se
asienta en un falaz nacionalismo cultural y excluyente que intenta imponer la
idea de que sus propios intereses y valores sectoriales representan los
intereses y valores del conjunto de la nación, intentando hacer corresponsable
al conjunto de la sociedad de la defensa de sus propios privilegios egoístas.
Los pueblos latinoamericanos tienen una amarga experiencia al respecto puesto que
la convocatoria a la defensa del “ser nacional y nuestra forma de vida” fue la
consigna que esgrimió la alianza oligárquico-imperialista no solamente contra
el movimiento socialista del siglo XX sino también e increíblemente contra…
¡los movimientos del liberación de inspiración cristiana e indigenista!
[3] Damos por sentado que nuestros lectores sabrán identificar los
diversos conceptos de la doctrina islámica implícitos en este documento. No
solo por comodidad sino para evitar el abuso de las citas (ya sea del Coran o
de hadices varios) que bien pueden manipularse, y por otra parte, lo
consideramos innecesario toda vez que es perfectamente reconocible el espíritu
islámico de la exposición. El método de las citas como fuente de legitimación
creemos que es válido y necesario para estudios especializados o para los
materiales de divulgación, con la intención en este ultimo caso, de promover en
el lector el interes permanente por la fuente. Esto es apenas un artículo
polémico, para la promoción del debate y no se encuadra en ninguna de las dos
categorías anteriores.
[4] El caso de las actividades de solidaridad es muy llamativo. El primer
anillo de alianzas es con la comunidad arabe, el segundo con las fuerzas
politico-sociales populistas y de izquierda. En ninguno de los 2 casos el Islam
tiene relevancia alguna. En el balance de dichas actividades siempre esta
presente la fantasía de estar dirigiendo fuerza propia, o de estar “atrayendo”
a estos elementos al Islam, cuando en todos estos casos esta fuerza es “prestada”
por decirlo de una manera elegante, y el protagonismo se mide en fotos, notas
periodisticas en medios masivos o en minutos de micrófono, reflejando la
mezquindad y la mediocridad de objetivos con que se encaran estas actividades
[5] Esta acción social multiproposito, -que no debe entenderse limitada a
la lucha por reivindicaciones socio-economicas, derechos civiles y politicos de
los pobres y oprimidos como puede malentenderse- no implica un detrimento de
los aspectos místicos y rituales, sino su verdadera posibilidad de
potenciacion.
[6] Esta es la realidad de nuestra comunidad nacional y no nos interesa
por ahora “separar la paja del trigo”, entre bienintencionados que pueden
equivocarse y mezquinos concientes de su error. No estamos planteando una polémica
de nombres y apellidos sino de practicas y concepciones. Desde nuestro punto de
vista particular, cambiar de personas no haría avanzar ni un apice la realidad
del Islam en la Argentina.
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